06 de marzo del 2018
Objetivo: Describir los
trastornos alimenticios y su incidencia en los y las adolescentes, con el
propósito de ayudar a disminuir los casos desde el hogar y la familia a través
de métodos aplicables en el día a día. Los trastornos
de la conducta alimentaria, son un problema psicológico altamente prevalente en
nuestra sociedad. Se reflejan principalmente en los jóvenes y adolescentes. En
la mayoría de los casos estos se acompañan de complicaciones médicas graves y
deben ser tratados con rigurosidad una vez que sean diagnosticados. Dentro de
los más comunes están el trastorno no especificado, la anorexia y la bulimia. En
la actualidad la incidencia de estos trastornos ha ido incrementando
notablemente, en este artículo plantearemos algunos métodos para ayudar a
disminuir su incremento.
Palabras claves: Trastornos alimenticios, bulimia, anorexia, enfermedad
crónica, alimentación.
Introducción
Los trastornos de la
conducta alimentaria (TCA) son enfermedades de salud mental complejas, multicausadas,
que afectan principalmente a adolescentes y mujeres jóvenes.
Los TCA representan
la tercera enfermedad crónica más común entre las jóvenes llegando a una
incidencia del 5%. Si bien es un trastorno cuya aparición es más común entre
las mujeres, los varones se ven afectados por estos en una proporción de 1:10.
La Organización
Mundial de la Salud (OMS) ha ubicado a los TCA entre las enfermedades mentales
de prioridad para los niños y adolescentes dados el riesgo para la salud que
implican. El diagnóstico más frecuente entre adolescentes es el Trastornos
Alimentario No Especificado (TANE), seguido por el de Anorexia Nerviosa y,
finalmente, el de Bulimia Nerviosa. Estos trastornos abarcan factores
psicológicos, físicos, y elementos del medio ambiente en su etiología,
desarrollo y mantenimiento y comparten síntomas cardinales tales como la
insatisfacción con la imagen corporal o una influencia anormal de ésta en la
valoración personal, preocupación persistente e interferente por la comida,
peso y/o forma corporal y el uso de medidas no saludables para controlar o
reducir el peso, las que derivan en un deterioro significativo del bienestar
psicosocial y físico de quienes los sufren. Muchas veces su curso es crónico,
lo que conlleva consecuencias que pueden abarcar desde la morbilidad médica y
psiquiátrica hasta la muerte, debido a complicaciones médicas y suicidio. Su
pronóstico mejora notablemente cuando el diagnóstico es realizado dentro de los
tres primeros años de la enfermedad, por lo que el diagnóstico precoz es
fundamental para mejorar su pronóstico y prevenir la cronicidad. (Ps. Carolina
López C. (1), 2011) .
Sabiendo esto, es
fundamental recordar que la dieta y la nutrición son muy importantes para
promover y mantener la buena salud a lo largo de toda la vida. En la
investigación de los países industrializados, se estudia como los procesos
propios de la adolescencia como la reestructuración de la identidad y la
definición de la imagen corporal, asumen respuestas relacionadas con la
influencia de los medios de comunicación masiva sobre la imagen corporal, el
estilo de vida y las metas de los y las adolescentes. (Jenny Fernanada Delgado, 2017)
Descripción
de los trastornos alimentarios más frecuentes: anorexia nerviosa y bulimia
nerviosa.
Anorexia
Nerviosa:
Las personas que padecen
anorexia sienten un miedo real a engordar y tienen una imagen distorsionada de
las dimensiones y la forma de su cuerpo. Es por esto que no pueden mantener un
peso corporal normal. Muchos adolescentes con anorexia restringen la ingesta de
alimentos haciendo dieta, ayuno o ejercicio físico excesivo. Apenas comen, y lo
poco que ingieren se convierte en una obsesión. (MAZARA, 2014)
Bulimia
Nerviosa:
Quien la padece se da
grandes atracones de comida (come en exceso) y después trata de compensarlo con
medidas drásticas, como el vómito inducido o el ejercicio físico en exceso para
evitar subir de peso. Con el tiempo, esto puede resultar peligroso, tanto
física como emocionalmente. También puede conducir a comportamientos compulsivos
(es decir, comportamientos que son difíciles de evitar). (Salazar Mora, 2011)
Las causas de los
trastornos alimentarios se deben a varios factores:
Factores psicológicos que pueden contribuir a los trastornos
alimenticios:
·
Baja
autoestima.
·
Sentimientos
de insuficiencia o falta de control de su vida.
·
Depresión,
ansiedad, enojo y soledad.
Factores interpersonales que pueden contribuir a
los trastornos alimenticios:
·
Relaciones
personales y familiares problemáticas.
·
Dificultad
para expresar sentimientos y emociones.
·
Haber sido
fastidiado o ridiculizado basado en su talla o peso.
·
Historia de
abuso físico o sexual.
Factores sociales que pueden contribuir a los
trastornos alimenticios:
·
Presiones culturales
que glorifican la “delgadez” y le dan un valor a obtener un “cuerpo perfecto”.
·
Definiciones
muy concretas de belleza que incluyen solamente mujeres y hombres con ciertos
pesos y figuras.
·
Normas
culturales que valorizan a la gente en base a su apariencia física y no a sus
cualidades y virtudes internas.
Factores biológicos que pueden contribuir a los
trastornos alimenticios:
Los científicos todavía se
encuentran investigando las posibles causas bioquímicas o biológicas de los
trastornos alimenticios. En algunos individuos con trastornos alimenticios, se
ha encontrado que ciertas sustancias químicas del cerebro (llamadas neurotransmisoras)
que controlan el hambre, el apetito y la digestión se encuentran desbalanceados. (Eva Trujillo, s.f.)
Medidas de prevención para la incidencia de
los trastornos alimentarios
Para disminuir la
incidencia de estas patologías podemos comenzar desde el hogar poniendo en
práctica estos consejos:
1. Enseñar
asertividad y comunicación asertiva
La asertividad es esencial en
el aumento y mantenimiento de nuestra autoestima y es la base de una
comunicación efectiva. Consiste en defender nuestros derechos, expresar
nuestros deseos y rechazar aquello que no queremos de forma educada y
respetando a lo demás.
2. Alimentar la autoestima
Los mensajes que
recibimos de las personas que nos importan ejercen una enorme influencia en
nosotros,
por ello tenemos que tener cuidado con lo que transmitimos a los demás,
sobre todo a los más pequeños que no tienen todavía formada su personalidad y
son muy influenciables. Es importante que reciban muchos mensajes positivos, de
las cosas que hacen bien, y reducir los mensajes negativos. También hay que
hacerles conscientes de las cualidades y éxitos de las que se puedan
enorgullecer.
3. Informarnos y
educar a nuestros hijos acerca de una alimentación saludable
Muchas veces, la
desinformación y los mitos relacionados con la nutrición favorecen las
conductas disfuncionales con la comida. Por ello es importante desmontar estos
mitos y dar a conocer en qué consiste una alimentación saludable.
4. Educación sexual
La autoestima está
muy ligada a la conducta sexual. Sentirnos a gusto con nuestro cuerpo y
sentirnos deseados influye directamente en la imagen que tenemos de nosotros
mismos.
5. Cuidar lo que decimos ante nuestros hijos
Comentarios como “He
engordado”, “Mira que delgada esta ella, se ve bien”, van calando hondo en la
mente de nuestros hijos y aprenden que la apariencia física es fundamental para
gustarle a los demás y nos valorarán más. Esto es fundamental en el inicio de
los trastornos de la conducta alimentaria. Tampoco es adecuado poner a dieta
nuestros hijos a no ser que el pediatra nos lo recomiende. (Michelle J. New, 2014)
Resultados:
Los trastornos alimentarios
o TAC son en la actualidad una de las problemáticas en salud que amenazan
grandemente a los/as niños y adolescentes, sabiendo que este es un tiempo donde
ellos utilizan muchos medios tecnológicos que les dan influencias inadecuadas,
parámetros de apariencia, requisitos de imagen para ser populares, y donde son
constantemente victimas de bullying por su apariencia física y conducta.
Es fundamental la buena
educación, apoyo y formación desde el hogar como método preventivo para la disminución
de estos trastornos ya que los diferentes factores que los causan se pueden ir
reformando desde la educación, la formación en valores y la generación de una
buena autoestima. También es de vital importancia que, si los padres detectan
uno de estos trastornos en sus hijos o si sospechan de ello, busquen ayuda
especializada de inmediato, ya que la detección temprana de los trastornos
alimentarios es esencial para evitar la cronicidad de la enfermedad y que los
tratamientos sean más efectivos para la recuperación.
Bibliografía
Eva Trujillo, M. (s.f.). NEDA
Feeding Hope. Obtenido de
https://www.nationaleatingdisorders.org/que-causa-un-trastorno-alimenticio
Jenny
Fernanada Delgado, Z. A. (23 de Noviembre de 2017). Biblioteca UDES.
Obtenido de http://repositorio.udes.edu.co/handle/001/115
MAZARA,
J. R. (27 de Junio de 2014). Anorexia y Bulimia – Trastornos Alimenticios.
Obtenido de La TertuliaRD.com: http://latertuliard.com/noticias/?p=378688
Michelle
J. New, P. (Octubre de 2014). Treens Health. Recuperado el 26 de
Febrero de 2018, de https://kidshealth.org/es/teens/eat-disorder-esp.html#
Ps.
Carolina López C. (1), D. J. (2011). Trastornos de la Conducta Alimentaria en
adolescentes: Descripción y manejo . Revista Medica Clinica Condes,
97.
Salazar
Mora, Z. (2011). Adolescencia y trastornos alimenticios: Influencia de los
modelos televisivos. San José, Costa Rica.
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