miércoles, 7 de marzo de 2018

Trastornos de la conducta alimentaria en adolescentes: descripción e incidencia en la actualidad


Eneli Sánchez Sánchez
06 de marzo del 2018


Resumen
Objetivo: Describir los trastornos alimenticios y su incidencia en los y las adolescentes, con el propósito de ayudar a disminuir los casos desde el hogar y la familia a través de métodos aplicables en el día a día. Los trastornos de la conducta alimentaria, son un problema psicológico altamente prevalente en nuestra sociedad. Se reflejan principalmente en los jóvenes y adolescentes. En la mayoría de los casos estos se acompañan de complicaciones médicas graves y deben ser tratados con rigurosidad una vez que sean diagnosticados. Dentro de los más comunes están el trastorno no especificado, la anorexia y la bulimia. En la actualidad la incidencia de estos trastornos ha ido incrementando notablemente, en este artículo plantearemos algunos métodos para ayudar a disminuir su incremento.
Palabras claves: Trastornos alimenticios, bulimia, anorexia, enfermedad crónica, alimentación.
Introducción
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son enfermedades de salud mental complejas, multicausadas, que afectan principalmente a adolescentes y mujeres jóvenes.
Los TCA representan la tercera enfermedad crónica más común entre las jóvenes llegando a una incidencia del 5%. Si bien es un trastorno cuya aparición es más común entre las mujeres, los varones se ven afectados por estos en una proporción de 1:10.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha ubicado a los TCA entre las enfermedades mentales de prioridad para los niños y adolescentes dados el riesgo para la salud que implican. El diagnóstico más frecuente entre adolescentes es el Trastornos Alimentario No Especificado (TANE), seguido por el de Anorexia Nerviosa y, finalmente, el de Bulimia Nerviosa. Estos trastornos abarcan factores psicológicos, físicos, y elementos del medio ambiente en su etiología, desarrollo y mantenimiento y comparten síntomas cardinales tales como la insatisfacción con la imagen corporal o una influencia anormal de ésta en la valoración personal, preocupación persistente e interferente por la comida, peso y/o forma corporal y el uso de medidas no saludables para controlar o reducir el peso, las que derivan en un deterioro significativo del bienestar psicosocial y físico de quienes los sufren. Muchas veces su curso es crónico, lo que conlleva consecuencias que pueden abarcar desde la morbilidad médica y psiquiátrica hasta la muerte, debido a complicaciones médicas y suicidio. Su pronóstico mejora notablemente cuando el diagnóstico es realizado dentro de los tres primeros años de la enfermedad, por lo que el diagnóstico precoz es fundamental para mejorar su pronóstico y prevenir la cronicidad. (Ps. Carolina López C. (1), 2011).
Sabiendo esto, es fundamental recordar que la dieta y la nutrición son muy importantes para promover y mantener la buena salud a lo largo de toda la vida. En la investigación de los países industrializados, se estudia como los procesos propios de la adolescencia como la reestructuración de la identidad y la definición de la imagen corporal, asumen respuestas relacionadas con la influencia de los medios de comunicación masiva sobre la imagen corporal, el estilo de vida y las metas de los y las adolescentes. (Jenny Fernanada Delgado, 2017)
Descripción de los trastornos alimentarios más frecuentes: anorexia nerviosa y bulimia nerviosa.
Anorexia Nerviosa:
Las personas que padecen anorexia sienten un miedo real a engordar y tienen una imagen distorsionada de las dimensiones y la forma de su cuerpo. Es por esto que no pueden mantener un peso corporal normal. Muchos adolescentes con anorexia restringen la ingesta de alimentos haciendo dieta, ayuno o ejercicio físico excesivo. Apenas comen, y lo poco que ingieren se convierte en una obsesión.  (MAZARA, 2014)
Bulimia Nerviosa:
Quien la padece se da grandes atracones de comida (come en exceso) y después trata de compensarlo con medidas drásticas, como el vómito inducido o el ejercicio físico en exceso para evitar subir de peso. Con el tiempo, esto puede resultar peligroso, tanto física como emocionalmente. También puede conducir a comportamientos compulsivos (es decir, comportamientos que son difíciles de evitar). (Salazar Mora, 2011)
Las causas de los trastornos alimentarios se deben a varios factores:
Factores psicológicos que pueden contribuir a los trastornos alimenticios:
·         Baja autoestima.
·         Sentimientos de insuficiencia o falta de control de su vida.
·         Depresión, ansiedad, enojo y soledad.

Factores interpersonales que pueden contribuir a los trastornos alimenticios:
·         Relaciones personales y familiares problemáticas.
·         Dificultad para expresar sentimientos y emociones.
·         Haber sido fastidiado o ridiculizado basado en su talla o peso.
·         Historia de abuso físico o sexual.

Factores sociales que pueden contribuir a los trastornos alimenticios:
·         Presiones culturales que glorifican la “delgadez” y le dan un valor a obtener un “cuerpo perfecto”.
·         Definiciones muy concretas de belleza que incluyen solamente mujeres y hombres con ciertos pesos y figuras.
·         Normas culturales que valorizan a la gente en base a su apariencia física y no a sus cualidades y virtudes internas.
Factores biológicos que pueden contribuir a los trastornos alimenticios:
Los científicos todavía se encuentran investigando las posibles causas bioquímicas o biológicas de los trastornos alimenticios. En algunos individuos con trastornos alimenticios, se ha encontrado que ciertas sustancias químicas del cerebro (llamadas neurotransmisoras) que controlan el hambre, el apetito y la digestión se encuentran desbalanceados. (Eva Trujillo, s.f.)

Medidas de prevención para la incidencia de los trastornos alimentarios

Para disminuir la incidencia de estas patologías podemos comenzar desde el hogar poniendo en práctica estos consejos:
1. Enseñar asertividad y comunicación asertiva
La asertividad es esencial en el aumento y mantenimiento de nuestra autoestima y es la base de una comunicación efectiva. Consiste en defender nuestros derechos, expresar nuestros deseos y rechazar aquello que no queremos de forma educada y respetando a lo demás.
2. Alimentar la autoestima
Los mensajes que recibimos de las personas que nos importan ejercen una enorme influencia en nosotros, por ello tenemos que tener cuidado con lo que transmitimos a los demás, sobre todo a los más pequeños que no tienen todavía formada su personalidad y son muy influenciables. Es importante que reciban muchos mensajes positivos, de las cosas que hacen bien, y reducir los mensajes negativos. También hay que hacerles conscientes de las cualidades y éxitos de las que se puedan enorgullecer.
3. Informarnos y educar a nuestros hijos acerca de una alimentación saludable
Muchas veces, la desinformación y los mitos relacionados con la nutrición favorecen las conductas disfuncionales con la comida. Por ello es importante desmontar estos mitos y dar a conocer en qué consiste una alimentación saludable.
4. Educación sexual
La autoestima está muy ligada a la conducta sexual. Sentirnos a gusto con nuestro cuerpo y sentirnos deseados influye directamente en la imagen que tenemos de nosotros mismos.
5. Cuidar lo que decimos ante nuestros hijos
Comentarios como “He engordado”, “Mira que delgada esta ella, se ve bien”, van calando hondo en la mente de nuestros hijos y aprenden que la apariencia física es fundamental para gustarle a los demás y nos valorarán más. Esto es fundamental en el inicio de los trastornos de la conducta alimentaria. Tampoco es adecuado poner a dieta nuestros hijos a no ser que el pediatra nos lo recomiende. (Michelle J. New, 2014)

Resultados:
Los trastornos alimentarios o TAC son en la actualidad una de las problemáticas en salud que amenazan grandemente a los/as niños y adolescentes, sabiendo que este es un tiempo donde ellos utilizan muchos medios tecnológicos que les dan influencias inadecuadas, parámetros de apariencia, requisitos de imagen para ser populares, y donde son constantemente victimas de bullying por su apariencia física y conducta.
Es fundamental la buena educación, apoyo y formación desde el hogar como método preventivo para la disminución de estos trastornos ya que los diferentes factores que los causan se pueden ir reformando desde la educación, la formación en valores y la generación de una buena autoestima. También es de vital importancia que, si los padres detectan uno de estos trastornos en sus hijos o si sospechan de ello, busquen ayuda especializada de inmediato, ya que la detección temprana de los trastornos alimentarios es esencial para evitar la cronicidad de la enfermedad y que los tratamientos sean más efectivos para la recuperación.
    

Bibliografía

Eva Trujillo, M. (s.f.). NEDA Feeding Hope. Obtenido de https://www.nationaleatingdisorders.org/que-causa-un-trastorno-alimenticio
Jenny Fernanada Delgado, Z. A. (23 de Noviembre de 2017). Biblioteca UDES. Obtenido de http://repositorio.udes.edu.co/handle/001/115
MAZARA, J. R. (27 de Junio de 2014). Anorexia y Bulimia – Trastornos Alimenticios. Obtenido de La TertuliaRD.com: http://latertuliard.com/noticias/?p=378688
Michelle J. New, P. (Octubre de 2014). Treens Health. Recuperado el 26 de Febrero de 2018, de https://kidshealth.org/es/teens/eat-disorder-esp.html#
Ps. Carolina López C. (1), D. J. (2011). Trastornos de la Conducta Alimentaria en adolescentes: Descripción y manejo . Revista Medica Clinica Condes, 97.
Salazar Mora, Z. (2011). Adolescencia y trastornos alimenticios: Influencia de los modelos televisivos. San José, Costa Rica.








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